Del gateo

Hace unos días, tras el noveno cumplemes de mi Peque, publiqué un post sobre los avances que había realizado en el último mes. Me gusta hacerlo así, porque es una manera de llevar una especie de diario. Así, cuando sea mayor podré contarle historias de cuando era bebé basadas en hechos reales y no inventadas culpa por mi mala memoria.

El caso es que ha sucedido un hito en el desarrollo del Peque que va a variar el devenir diario de la familia y merece una mención especial.

El gateo ha llegado a nuestras vidas para quedarse. Yo pensaba que iba a saltarse esa fase, porque veía muy decidido al Peque en el arte de caminar. Su principal interés en el último mes consistía en ponerse de pie, e incluso se había envalentonado y dado unos pasos. Pero no.

Tras unos días en que ha perfeccionado hasta niveles insospechados la reptación inversa, por fin, una tarde, avanzó un paso. Y al día siguiente dos. Y al tercer día ya no ha habido quien le parase.

Mi teoría es que ha sido el Goset el inductor. Desde que el Peque comenzó a fijar la vista, no ha habido nada que le llame más la atención que el perro. Bueno, sí, excepto los anuncios de la tele... El caso es que el Goset ha estado tranquilo,

Esa cosa que chilla y se mueve raro siempre está "atada" a Papá o a Mamá así que no puede escapar, no me puede hacer nada.

Hasta el pasado viernes.

Fin de la tranquilidad perruna.