miércoles, 24 de julio de 2013

Y volví a trabajar

Antes de entrar en materia, un breve resumen para situarnos en la historia:

El año pasado la nena tenía trabajo. Al menos durante 9 meses. Así no va nadie a la calle. Ese era el acuerdo en pro del bien común. Que me lo dicen sabiendo que al año siguiente me tiran y se aprovechan de la reforma laboral para pagarme una indemnización de 20 días y ya te digo yo donde iba a ir a parar el bien común. Así que estuve 3 meses de paro que coincidieron con mi segundo trimestre de embarazo. Que me vinieron muy bien para descansar y preparar la habitación y las compras para el bebé. Pero todo se acaba...

La vuelta al trabajo se me hizo pesada.

Conducir casi media hora por carretera comarcal, llegar a mi centro de trabajo en un lugar recóndito de un espacio natural protegido y que a las 8 de la mañana ya marquen los 24°C a la sombra y que a las 10 rondemos los 34°C, a las 12 casi los 40°C, si no se superan, y a las 14.30 media horita más de coche para volver a casa con toda la solana.

Tener que poner el aire porque te asfixias mientras mi compañero se coloca el polar porque dice que tiene frío, y no poder salir de la oficina porque tienes miedo de que te dé una bajada de tensión por las altas temperaturas. Y saber que si te pasa algo, la ambulancia no va a saber llegar y, si llega, tarda por lo menos 20 minutos.

Tener que traerte la botella de agua de casa porque se han llevado el dispensador por impago. Aunque luego en los periódicos lo venden como política de austeridad.

Trabajar sola varios días a la semana, incluidos algún que otro fin de semana, porque solo somos dos, ya que la empresa ha decidido no cubrir las vacaciones y el centro tiene que abrir todos los días, aunque haya días en los que no aparezcan por allí ni los patos.

Y sentirte una inútil porque no te dejan hacer nada fuera de la oficina, porque hace mucho calor, por no hablar de que exite la posibilidad real de que un brote infeccioso esté asolando la fauna del parque. Con lo cual tu trabajo se limita a contestar emails, llamadas telefónicas y atención a los (poquísimos) visitantes. Y a terminar una memoria que debería haber estado acabada tres meses antes, cuando te fuiste al paro, pero que nadie ha sido capaz de acabar porque había mil cosas mejores más importantes que hacer.

No es lo mismo, ¿verdad?
Con este panorama, por las tardes una llegaba a casa asqueadita y con un dolor que se me extendía por la pierna desde el glúteo hacia el pie. Lo que viene siendo una ciática, vamos. Quizá no muy fuerte, porque con reposo mejoraba, y al final del día me podía mover, pero claro al día siguiente vuelta a empezar.

Así que me fui al médico.

4 comentarios:

  1. me he perdido un poco en el tiempo :S

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    1. Si, creo que no estoy llevando mmuy bien eso del pasado y el presente... Tengo que pensar alguna manera de hacerlo más fácil.

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  2. Pero entonces ¿se te acabó ya el paro biológico?

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    1. No, es que estoy haciendo un remember de mi embarazo y esto es lo que me pasó en julio del año pasado. Pero veo que, definitivamente, no queda clara la línea temporal... A ver si lo soluciono de alguna manera para no marearos demasiado.

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