Con 13 meses...

Con trece meses mi Peque es un bicho de cuidado.

Aunque el mundo piense que es un santo, que lo es para que nos vamos a engañar, también tiene momentos estresantes.



Ha abierto su cuenta de cosas rotas. Y ha empezado a lo grande. Un mando de la play. Pero la culpa no es suya. Es del padre. Avisado estaba. Mi Peque no tiene la culpa de que tenga botones tan apetecibles como para llevárse el mando a la boca y llenarlo todo de babas. Así que ya no funciona el R1, botón indispensable para ¿correr? en el fifa. Y claro, a no ser que quieras jugar "pachangas" como los cuarentones y cincuentones que se juntan con los amiguetes con la excusa de hacer deporte pero que en realidad lo que quieren es pegarse un almuerzo de aúpa, pues no sirve.

El segundo elemento roto ha sido una taza. Consecuencias del BLW. Y las ganas de imitar lo que hacen Papá y Mamá durante el desayuno. Sí juntas una taza, una cuchara y un bebé, lo más fácil es que algo vaya al suelo. Mientras ha sido la cuchara, sin problemas. Pero la taza no salió tan bien parada. Por lo menos no ha sido la taza del payaso, que es MI taza de la infancia y sigue a buen recaudo.

A todo esto, el manejo del tenedor es notable. Se coloca el instrumento en posición, cual banderilla, y a pinchar. No siempre acierta, más bien, casi nunca, pero si acierta, directo a la boca. Así que para que practique, yo le pincho disimuladamente. Coordinación tenedor - boca perfecta. La cuchara es otro cantar. Porque claro, eso de que en determinada posición la comida acabe en el suelo... Pues no es bueno para que el Goset mantega la línea.


En el andar, sigue sin atreverse a soltarse del todo. Hay quién le ha soltado a su suerte enmedio del salón, y lo único que ha conseguido ha sido una paralisis total del enano seguida de una risa nerviosa y poco a poco un descenso hasta caer de rodillas. Mira que parecía que se iba a arrancar pronto, pero no. Eso sí, agarrado se recorre toda la casa. Pero aún así hay pérdidas de equilibrio. Pero es que haciendo cosas como las de la foto...

El mundo exterior le va pareciendo cada vez más interesante. Hasta hace poco los paseos por el parque eran más bien aburridos. Nos limitábamos a pasear al Goset y a montar en el columpio. Pero hay un nuevo elemento objeto de deseo: el tobogán. Es sentarlo en lo alto y comenzar a reir a carcajadas. Y lo que es mejor, y al mismo tiempo me preocupa, es que se impulsa sin dudarlo para deslizarse hacia abajo. ¡Que no me da tiempo a veces a cogerlo bien!

Las exploraciones en el parque han tenido descubrimientos asombrosos. Por ejemplo las hojas secas, los palitos, las "mariquitas". ¡Pobre bichejo! ¡No sabía dónde esconderse! Al final tuve que acudir a su auxilio, del bicho por supuesto, porque me temía que sufriese muerte por estrujamiento en cualquier momento. A este niño parece que le gusta la naturaleza. Se parece a Mamá (sonrisa de orgullo).

El primer cumple trajo a casa algún juguete nuevo. Su preferido es una torre apilable. Si quieres unos minutos de libertad, dale los cubos. Está desarrollando una habilidad para manejarlos... Por aquí puede que se vaya pareciendo a Papá. Esto os lo tengo que contar en otro post, porque da de sí, y éste ya está siendo un poco largo.