martes, 5 de noviembre de 2013

Sobre cómo me quedé sin trabajo

Después de leer los comentarios al post sobre el ERE , y comprobar que no queda claro que la historia transcurre en el otoño del año pasado, he llegado a la conclusión de que tengo un problema de comunicación. O con el espacio-tiempo.

Todo el tema del ERE ya está (casi) acabado. Así que os contaré cuál ha sido el desenlace (provisional).

¿Dónde me quedé? Ah, sí, diciembre. Del año pasado. Concretamente el día antes del sorteo de Navidad, en la comida de empresa. Primera vez que me dejé por ocio al churumbel con su padre. Me podía haber quedado en casa, la verdad.


Una semana antes, si no recuerdo mal, había finalizado la mesa "negociadora", sin acuerdo, por cierto. Así que habían estado discutiendo sobre medidas compensatorias, número de afectados, criterios de afección y demás para nada. Si leéis el acta es de risa. En todos los puntos pone (más o menos, que mi memoria no es infalible) "al no haber acuerdo, la empresa se reserva la opción a poner en práctica lo anteriormente descrito". Traducido: voy a hacer los que me salga de las narices. Y eso hicieron, por supuesto.

Pues bien, volvamos al día de la comida de navidad. Estamos a punto de sentarnos a la mesa cuando suena un móvil.

Había salido el listado de afectados por el ERE. Me tocó la china. Del equipo de cuatro de la oficina, sólo estaba yo. La última en llegar. Tenía su lógica

Obviamente, la comida ya no fue alegre. A pesar de que lo único que me apetecía era irme a mi casa, aguanté estoicamente la comida y la sobremesa. El Papá y el Peque vinieron a recogerme unas horas más tarde. Ya lo sabía cuando llegó, le había llamado para contarle. Se puso a comentar la jugada con los que dentro de unos días serían mis ex compañeros, pero yo lo único que quería era irme. Con un nudo en la garganta me despedí de todos. Me senté en la parte de atrás del coche, cogí la manita de mi Peque y nos fuimos. Y lloré de pena.

Días más tarde se supo que había una errata en la lista y que mi compañera también estaba afectaba. Y con su inclusión en la lista de damnificados, la lógica de por qué me había tocado a mí y no a los otros desapareció. Ella era la que más antigüedad tenía en el centro de trabajo, así que ya no me cuadraban las cosas. Y a partir de ese momento, con cada noticia que me llegaba sobre afectados y "criterios" de selección de éstos las lágrimas de pena se fueron convirtiendo en rabia e indignación.

Os podéis imaginar que las navidades no fueron todo lo felices que podían haber sido. ¡Menos mal que tenía a mi Peque!

En enero de 2013, tras finalizar mi baja maternal, me llamaron para darme el finiquito, incluyendo mis vacaciones no disfrutadas, y el 25 me citaron oficialmente junto con el resto de afectados de la provincia, para despedirme definitivamente. Eso sí que es una cuesta de enero, y lo demás son tonterías.

En grupitos de cinco íbamos entrando a una sala donde nos esperaban varios de mis coordinadores (no son todos los que están...) y un representante sindical. Nos dieron la carta de despido y el talón con la indemnización (gracias a la maravillosa reforma laboral a razón de 20 días por año trabajado). En la mía se explicaba que me despedían porque tenía "inferiores capacidades" que mis compañeros para desempeñar mi puesto. A casi todos les ponía esa frase en su carta, sin entrar a valorar cuáles eran esas supuestas capacidades inferiores. Nos dijeron que era una frase-tipo. ¡Qué gracia! A ver qué cara se te queda cuando después de 6 años trabajando en tu puesto resulta que no tienes las capacidades para ese puesto. Entonces, ¿por qué me contrataste? Por cierto, una y otra vez porque fueron 6 años de encadenar contratos por obra y servicio... 

Nada más salir de allí, me puse en manos de una abogada y denuncié mi caso. Los sindicatos no firmantes del acuerdo pusieron una demanda colectiva. Y ganaron, pero la empresa recurrió. Ahora mismo, estamos a la espera de que resuelva el supremo, y yo ya tengo fecha de juicio para la próxima primavera de 2014.

Y así entre en mi periodo de Paro Biológico.

9 comentarios:

  1. jo, pues con nosotros era motivos económicos, que se puede entender hasta cierto punto, pero que te echen por capacidades inferiores???? ANDA YA!!! Que les caiga todo el peso de la ley! ¬¬U

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    1. El motivo del ere era por causas organizativas y de producción, que es lo que recurrieron los sindicatos. Pero la justificación de porque me tocó a mi y no a otro es esa. Pero sin que exista un baremo de méritos ni de antigüedad ni nada. Si me lo hubiesen justificado, me jode, pero es lo que hay, pero un "porque si", eso no. Aunque en la prensa de hoy hay otro ejemplo de lo bien que se hacen las cosas por aquí...

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  2. Tela marinera, no se cómo pudiste aguantar la comida, pobre, me ha enternecido cuando te metiste en el coche y diste la mano a tu Peque...pero como pueden decir ese motivo...en fin...
    un beso.

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    1. Cuando las cosas se hacen mal, se hacen mal hasta el final. Si se establecen unos criterios objetivos y medibles y resulta que tengo menos puntuación que el resto, me j... Pero lo asumo. Pero sin justificación, por ahí no paso.
      Ese momento en el coche fue duro, y esa manita fue un alivio. 3 meses tenía entonces...

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  3. ¡Qué lío de vida laboral! Yo si me quedo sin trabajo tras el nacimiento de la bichilla creo que será todo más fácil: no me renovarán el contrato con cualquier excusa y como vence anualmente "adiós" y "si te he visto no me acuerdo". ¡Qué despropósito de sistema!

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    1. Sé que no me leerás la respuesta al comentario en una buena temporada porque ya estás con la bichilla al 100%... En esa situación que comentas he estado 5 años, todos los años la misma incertidumbre, hasta que por fin me hicieron la conversión de contrato, para luego incluirme en el ERE. Es lo que dices un despropósito.

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  4. Uf, con denuncia mediante, a esperar... Vaya guarrada de empresa.

    En fin, un beso guapa!

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  5. Ofú, debe ser horrible estar en esas condiciones. Yo lo vivo desde el lado del abogado. Pasa mucha gente por aquí con eres, con despidos injustos... Es horrible esta situación. Ya vivirla en primera persona debe ser algo de lo más penoso, por pena, incomprensión, rabia...

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