martes, 11 de febrero de 2014

Una pausa para publicidad

La publicidad en televisión tiene efectos hipnóticos. Cualquier persona con hijos puede confirmar mi afirmación. Desde bien pequeño esta personita con la que comparto mi vida desde hace casi 17 meses no ha dejado pasar la ocasión de ver unos buenos (y no tan buenos) anuncios televisivos.

Creo que fue con 3 meses cuando lo descubrí embobado por primera vez. Coincidió con esa etapa que se dice de descubrimiento del mundo más allá del palmo de distancia que separa su cara de la tuya al darle el pecho. Es en esa etapa cuando las tomas plácidas que habíamos conseguido instaurar a base de constancia comenzaron a verse interrumpidas por el vuelo de una mosca. Así que ¡qué no iba a suceder con una pausa para publicidad!

Como decía, un día me lo encontré mirando fijamente la televisión. Y lo siguiente fue soltarse del pecho cada vez que comenzaba una dichosa pausa publicitaria. Probamos a bajarle la voz, no funcionó. Probamos a quitársela toda, tampoco. No sé cómo, pero él sabía que estaban haciendo anuncios. Tiene una especie de radar para detectarlos. No os imagináis (a menos que lo hayáis vivido) lo desesperante que es estar esperando a que se acabe la publicidad para que termine de comer. Porque sabes que no ha acabado, y si por un casual decides que no tienes ganas de estar con tu busto a la intemperie, en ese justo momento en que por fin has recompuesto tu ropa, entonces se acaban los anuncios y en seguida tienes a esa personita reclamando lo que es suyo.
Me gusta Pocoyo, pero de momento solo la intro con la música

En vista de ese poder atrayente pensé en aprovecharme y dejarlo delante de una pantalla, por lo menos los 7 minutos que dura el capítulo del niñito de azul y así hacer mientras algo de provecho (o tumbarme a contemplar el techo), pero no hubo manera. Sólo se queda embobado con la publicidad.

Aún hoy, no hemos visto ni un sólo capítulo completo de dibujos. Miento, he acabado alguno yo sola por mi cuenta porque no soporto no saber el final de una historia.

Creo que tengo un futuro publicista en ciernes.

2 comentarios:

  1. Jajajaj, creo que las pausas todos, hasta nosotras nos las tragamos, tienen ese poder influyente, de música, movimiento, que no nos permite movernos del sofá, hasta que acabe. OTras veces porque no sabemos cuando empezará la serie o película que estábamos viendo, otras por esa magia. Y en niños... Ya lo has comprobado!

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    1. Además, hay algunos anuncios muy currados... Eso sí, ahora que soy más asidua a los canales infantiles, creo que ahí se pasan.

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