De excursión por el valle del juguete (parte II)

Ilusa de mí, intenté que durante la comida mi niño se quedase con el resto de los niños, que estaban con una monitora jugando y haciendo actividades. Y casi lo consigo... durante 5 minutos. Hasta que me tocaron el hombro y veo a mi niño en brazos de Ana de ¿Mi mundo? Los míos.

Hemos encontrado a este pequeñín que iba a subir las escaleras en busca de su mamá.

Los adultos disfrutando de la comida (¡qué rico todo!). Esa cabecita que se ve es mi Peque.
Foto: Valencia Peque Universo

Pero El Hotel del Juguete tiene una cosa muy buena: todo está pensado para los niños. Así que mi Peque se quedó tan tranquilo jugando junto a la mesa. Hasta que le entró el sueño y así pude disfrutar de una charla muy agradable. Y de repente, nos dimos cuenta que se nos hacía tarde para la visita que había programada. ¡Y cómo íbamos a perdérnosla!

Así que más dirigimos hacia Onil,  en busca de El Museo de la Muñeca. Y aquí sí que nos despistamos y mira que lo teníamos fácil para reconocerla porque en la puerta nos esperaba ¡un Playmobil gigante!

En el Museo participamos en una visita guiada en el que una de sus muñecas nos explicó cómo eran fabricadas,  desde el molde inicial de la muñeca hasta cómo se insertan los ojos o el pelo. Y luego las mamás y papás volvimos à nuestra infancia: nancy, nenuco, barriguitas (¡mis barriguitas!), playmobils... ¡Miles y miles de muñecas! No me extraña que los reyes magos quieran quedarse allí a descansar cuando acaban de repartir sus regalos.

Acabamos la visita con un taller en el que los peques (en mi caso yo, porque mi Peque es aún muy Peque y porque estaba más interesado en jugar con una silla) hicieron un muñeco de tela cómo el mejor amigo de la muñeca. 

Fue un día distinto para nosotros y nos lo pasamos muy bien, así que espero que lo podamos repetir pronto.